Exposición
Del arte funcional a la creación de la data
Dice Alberto Cairo, uno de los profesionales más reconocidos del mundo en el campo de la visualización de la información y autor de “El arte funcional”, que “el objetivo central de cualquier trabajo de visualización no es la estética ni el impacto visual per se, sino el ser comprensible primero y bello después (o ser bello a través de una exquisita funcionalidad)”. En esta exposición podemos encontrar obras que, efectivamente, sirven para explorar, analizar y estudiar conjuntos complejos de datos, de una manera estéticamente bella, pero no solo es eso.
Vivimos en un inmenso océano de información desestructurada que busca ser ordenada a través de patrones claros que nos permitan entender y analizar nuestro entorno y hacerlo comprensible. Sin embargo, esta exposición da un paso más allá, siendo también los datos, los que guiados por la mano del artista crean sus propios lenguajes y estéticas y construyen formas que complejizan más nuestros pensamientos. Vemos acá propuestas cuyo objetivo no es tanto explicar o comunicar, sino conmover, reflexionar de manera crítica sobre nuestra sociedad y producir nuevas ideas y sensaciones sobre el mundo que nos envuelve.
Encontramos algoritmos que dibujan con información que nosotros mismos les proporcionamos, generando un flujo constante de doble dirección en el que entregamos datos a los dispositivos y nos lo devuelve en forma de creación que nos incomoda. Observaciones codificadas se transforman, más allá de lo figurativo en críticas sociales.
Señala Lev Manovich que las personas que han articulado ideas fundamentales de la interacción humano-computadora son los principales artistas modernos. La propia data, al compás del ser humano, construye sus propias alteraciones de imágenes, sonidos y composiciones que van más allá de la funcionalidad racional para acercarse a lo espiritual, generando nuevas reflexiones sobre nuestro entorno y dotando el ser humano a esas expresiones y experimentos en objetos de admiración estética.
La propia obra de arte se descompone hasta quedar fragmentada en datos que de por sí carecerían de valor, para volver a ser reconstruida. El arte y el dato se fusionan….